Trabajando con niños cuyos padres están divorciados, me he sentido bastante identificada. Sé que cada familia, cada caso, cada padre y cada niño son diferentes, pero por experiencia sé que si los padres no llevan un divorcio cordial y amistoso, quien realmente se lleva la peor parte, sin dudarlo, son los hijos, por ello me gustaría contar mi experiencia.
Mis padres se divorciaron cuando yo tenía cinco años. Yo era muy pequeña, y a esa edad aun no tienes 100% consciencia de todo, pero si que hay algo que recuerdo del día que mi padre se fue para no volver. Yo tenía una mesa de plástico que tiene el asiento incorporado, como los pupitres, estaba coloreando cuando mi madre me dijo que me despidiera de mi padre, en ese momento me pregunté por qué, por qué se llevaba maletas, pero ninguno de ellos me supieron responder. El siguiente recuerdo que tengo después de que se divorciaran es en Navidad de ese año, yo estaba en Papá Noel con mi padre, y me llamó mi madre por teléfono preguntándome si quería que Papá Noel me trajera una perrita, y yo enseguida le dije que sí. Al llevarme mi padre a casa, subió y me preguntó cómo quería llamar a la perrita, y me dijo qué te parece Lasi, y mi madre respondió, Lasi está muy visto, mejor Yaquelin, y dije yo, sí, sí Yaquelin. Después de eso, todos los recuerdos que tengo de mis padres tras el divorcio son malos, peores, horribles y catastróficos.
La custodia se la dieron a mi madre, la cual trabajaba todos los días menos uno, y tenía jornada completa, yo no la veía prácticamente nada. Al salir del colegio, mis abuelos me recogían, me pasaba todo el día en casa de ellos, y por la noche mi abuela me llevaba a mi casa, para acostarme. Mi abuela se esperaba hasta que mi madre llegaba de trabajar sobre las 22:30, hora en la cual yo ya estaba durmiendo. Los días que mi madre tenía libre, yo no iba al colegio, porque ella no se levantaba para despertarme a mí, con lo cual un día a la semana yo no iba al colegio. Mi abuela harta de que eso ocurriera, decidió llevarme ella al colegio los días que mi madre libraba.
Mi madre lo estaba pasando muy mal tras el divorcio (según mi madre, ella se casó con mi padre para tener una independencia, pero realmente al quedarse embarazada ya quería divorciarse de mi padre, porque decía que era muy inmaduro, y la gota que colmó el vaso fue que le puso los cuernos con una compañera de trabajo) y cogió depresión. Se tomaba pastillas para dormir que combinaba con Martini, lo que provocó que un día mi abuela y yo nos la encontráramos inconsciente en el sofá de mi casa. Creo recordar que tendría unos 7 años, así que podréis suponer el sock que puede generar esa imagen en un niño de esa edad. Mi abuela me dijo que bajara a pasear a la perra mientras ella llamaba al SAMU. Recuerdo que bajé a la perra llorando desconsoladamente, y una señora que pasaba por la calle se acercó a mi para preguntarme si estaba bien, no recuerdo muy bien lo que le respondí a la señora. Tras esto, mi madre necesitaba mejorarse para poder cuidar de mí, así que mi abuela decidió llevarme durante un tiempo a vivir con ella mientras mi madre se ponía mejor. Recuerdo que mi abuela me hacía trenzas en el pelo, y me envolvía los bocadillos en film, algo que a mí me daba mucha vergüenza ya que se veía lo que llevabas de almuerzo (menuda chorrada ¿verdad?).
Me acuerdo que yo echaba mucho de menos a mi madre, ya que ella cuando libraba nunca quería hacer nada conmigo, siempre estaba cansada (comprensible si sólo libras un día), pero una niña de 6 o 7 años eso no lo entiende, simplemente entiende que su madre nunca quiere jugar, ir al cine, o ir al parque con ella, así que mi abuela le pidió a mi madre que por favor pidiera una jornada reducida en el trabajo para que estuviera más conmigo.
Cuando yo tenía 8 años mi madre ya tenía una jornada reducida, con lo cual trabajaba media jornada, de mañanas o de tardes, librando un día a la semana (los domingos). En aquella época mi madre tenía un novio, al que yo adoraba, y que pasábamos muy buenos ratos, hacíamos viajes, íbamos al chalé de los familiares de él, su hijo a mí me gustaba mucho y me divertía mucho pero cuando yo tenía 12 años lo dejaron, y mi madre otra vez con depresión, además coincidió con el primer cáncer de mi abuela, con lo cual empecé a odiarlo mucho. Meses después volvieron, y a mi me caía muy mal, porque yo con 12 años ya me daba cuenta de las cosas, y estaba viendo que él se estaba aprovechando de mi madre. El hombre este quiso montarse un negocio de animales en un pueblo pequeño perdido en el mapa, y ¿con qué dinero?, con el de mi madre, a pesar de que mi abuela y yo le dijimos que no lo hiciera, que ese negocio estaba destinado a quebrar, ella se embarcó y sucedió lo que esperábamos, el negocio duró dos meses abierto. Yo no soportaba al hombre este y entonces mi madre lo defendía mucho, anteponía al hombre este sobre mí, porque decía que si él no la quería, quién la iba a querer. Necesitaba por encima de todo un hombre, y su hija le daba igual, pero un tiempo después lo volvieron a dejar para siempre.
Cuando mis padres se divorciaron, yo veía a mi padre los fines de semana alternos, los cuales los pasaba bastante mal, porque él estaba con una mujer odiosa. Me dejaba mucho sola con ella, y ella cuando venía mi padre se inventaba cosas que yo no había hecho, o exageraba cosas que si había hecho para que mi padre me riñera, y cómo no, aunque yo se lo negaba, él siempre acababa creyendo a su novia. Por otro lado, mi padre me exigía muchísimo en los estudios, con lo cual constantemente estaba pegándome o gritándome. En vacaciones, siempre estaba con mi abuela o con los padres de su novia, nunca con él. Cuando estaba con él o con mi abuela nunca me dejaban llamar a mi madre o a mi otra abuela, y si me dejaban siempre grababa las conversaciones con el contestador automático, para luego poder utilizarlas en los juicios. Mi padre me ha sacado del colegio para llevarme a declarar al juzgado. Los uniformes que él me compraba al año siguiente quería que se los devolviera, y me ha llegado a coger del cuello porque le he dicho que no se los iba a devolver. Constantemente mi padre y mi abuela estaban hablando mal de mi madre y de lo mala que era. Tan mal lo pasaba, que cada vez que me tenía que ir con él me ponía a llorar. Así que cuando tuve 12 años, la jueza me dio la oportunidad de elegir si quería seguir viendo a mi padre o no, me dijo que me fuera a comer con él, y después decidiera. Mi padre, en vez de comer conmigo a solas, decidió ir a comer con un grupo de amigos suyos, pasando de mí, con lo cual decidí que no quería volverlo a ver.
Mi relación con mi madre era regulín regulán, porque había días que era mi mejor amiga, teníamos muchísima confianza, nos reíamos mucho, nos lo pasábamos muy bien juntas, pero había días que era un ogro, todo el rato chillándome por tontería como no doblar los trapos de la cocina, y eso cuando ya fui siendo mayor me sobrepasaba, con lo cual discutíamos muchísimo, pero mi abuela siempre ponía paz entre nosotras, actuaba de mediadora, y calmaba las aguas constantemente. Cuando yo tenía 15 años mi abuela se murió, mi gran apoyo se fue, y yo realmente lo pasé fatal. Mi madre volvió a entrar en depresión y yo tenía que tirar de ella, pero ella no se dejaba. Dejó de ir al trabajo, no llamaba para avisar que no iba a ir, se cogía bajas de varios días, no pagaba las facturas y tenía que hacerme cargo yo de hablar con los responsables, nos cortaron la luz y tuve que obligarla a ir a la compañía para hablar con ellos, luego no quería pagar el garaje porque decía que como no teníamos coche para qué iba a pagarla, cosas de inmadurez total. Se encerraba en su cuarto y no quería saber nada de nadie. Días buenos, días malos, días regulares, días de estar bien las dos, días de discutir mucho, etc. Así fueron pasando los años, en los que al morir mi abuela tuvimos que hacernos cargo de mi abuelo, y dos años después murió mi abuelo, yo tenía 17 años.
Mi madre no quería que si a ella le pasaba algo, me quedara sola, así que quedó con mi padre en secreto, y le dijo que me llamara. Me llamó y me dijo de quedar para ir a comprarme los libros de bachiller, que justo ese año le tocaba a él comprarlos. La quedada fue de lo más incomoda, estuvimos unas dos horas como mucho y en todo ese tiempo cruzamos unas 15 palabras. ¿Qué vas a hablar con una niña a la cual llevas sin ver 5 años? Es que realmente no me conocía, no sabía nada de mí y no había hecho por saber nada de mí, perdió su oportunidad, y esta segunda oportunidad también la volvió a perder, porque dejó de contactar conmigo.
Desde los 17 años hasta los 22 años podemos resumir mi relación con mi madre, como una montaña rusa, hemos llegado a las manos, me ha tirado de casa unas 4 veces, me ha llegado a tirar cosas mías propias, y discusiones varias constantemente. Realmente escrito no suena igual de lo que es vivirlo. Los días que estaba bien, perfecto, pero los días que no estaba bien, deseaba no ir a casa, y buscaba a cualquier persona para quedarme en su casa, por no tener que aguantarla gritándome, amenazándome, y quitándome cosas. Cada año me tiraba una vez por lo menos de casa y me quitaba el teléfono móvil, el portátil, la tele, etc. Yo a los 16 años ya empecé a trabajar cuidando niños, con lo cual ella dejó de pagarme la ropa, y todas las cosas personales. Mi relación con mi madre siempre ha sido muy peculiar, no comíamos o cenábamos juntas, cada una se hacía su propia comida o cena (esto desde que yo tenía unos 12 años que ya sabía cocinar), nunca veíamos la tele juntas, ella estaba en su habitación y yo en el comedor, nunca celebrábamos las navidades juntas, siempre me iba a casa de mi ex pareja, o me iba con amigas, ya que ella nunca quería hacer nada conmigo, cuando venía alguna amiga mía a casa, tenía dos formas de actuar, o bien se encerraba en su cuarto y no salía ni a saludar o bien, todo lo contrario, se ponía con nosotras a hablar y a preguntarles a mis amigas sobre sus vidas.
A los 22 años, empezó a llamarme mi padre, así de repente, y yo la verdad que no quería saber nada de él, me negaba en rotundo, y mi madre insistía en que le diera otra oportunidad, que igual había cambiado. Así que un día decidí quedar con él, pero le dije que por favor quedáramos a solas, que no se trajera a su novia. Quedamos y me contó que ya no estaba con ella porque le había puesto los cuernos (otra vez repitiendo la jugada) con otra, que era con la que estaba en ese momento (y con la que está en la actualidad), que quería que la conociera, que podíamos ir a la playa, en fin, que ya me la estaba metiendo por los ojos y era la primera vez que quedábamos después de un montón de años sin vernos. Le dije que en principio no quería conocerla, que quería empezar una relación padre-hija con él primero y más adelante ya la conocería, pero inevitablemente un día, sin planearlo la conocí. Tenía que ir a trabajar (estaba trabajando en un Mcdonald’s) y me había dejado el bonometro en casa, así que si volvía a casa llegaría tarde a trabajar, y mi madre no tenía coche así que me tocó llamar a mi padre para que me llevara, y vino con ella, así que por primera vez la conocí en el coche de camino a mi trabajo. Me pareció una mujer muy maja, nada que ver con la anterior, muy coherente y muy buena persona, que hacía que mi padre fuera otro, y gracias a ella, él se había puesto en contacto conmigo.
Mi madre también había conocido a un hombre, y el hombre era muy buenachón, pero un poco machista, o la machista era mi madre y él se dejaba hacer, y eso a mí me repateaba. Cuando él venía a casa, yo me tenía que ir del comedor, porque ella le hacía la cena o la comida y tenían que comer o cenar ahí, invadiendo mi espacio, con lo cual, a mí realmente me molestaban mucho, prefería que se marcharan y me dejaran en paz.
Realmente hubo unos dos años que todo fue genial, me hablaba con mi padre y mi relación iba muy bien, de hecho, incluso retomé mi relación con mi abuela y mis primos, la relación con mi madre también iba muy bien, ahí yo tendría unos 22 años, pero dos años después todo se torció porque mi madre empezó a tener celos de mi padre, decía que después de todas las cosas que me había hecho, yo lo trataba como si fuera mejor que ella, cuando ella siempre había estado ahí y él no. Y yo realmente empecé a ver a mi padre porque mi madre me insistió, así que su comportamiento era inexplicable. Mi relación volvía a tambalearse con mi madre y volvió a echarme de casa, con lo cual estuve a punto de irme a vivir a casa de la mujer de mi padre, ya que ellos se habían mudado a vivir juntos a una casa nueva, y esa casa estaba vacía, pero mi padre se opuso (volvió a demostrarme que no había cambiado en absoluto), porque la novia de él no quería cobrarme alquiler y mi padre si quería cobrarme alquiler, y yo en ese momento no trabajaba, así que como mucho podía pagarme los gastos pero no un alquiler. Finalmente no me mudé. Pocos meses después mi madre, después de mucho pensárselo, decidió irse a vivir con su novio. Al principio se iba 4 días y volvía a casa tres días, así durante unos cuantos meses, hasta que definitivamente se fue. Un día de repente me dice que a la semana siguiente se iba a mudar a vivir conmigo la hija de su novio (a la cual yo no conocía) y que le daba su habitación a ella (me quedé anonadada, no me lo podía creer), al vivir sola, yo la cama de matrimonio la utilizaba para dormir con los novietes que me echaba, pero al llegar la hija de su novio, se me acababa el chollo. No me pareció bien esa decisión, ya que no había consultado conmigo nada. Como ninguna de las dos en ese momento trabajábamos decidieron darnos 200€ mensuales a cada una. La verdad que mi relación con la chica esta era bastante mala, ya que era muy guarra y la limpieza de la casa no la respetaba, y a mí eso me desesperaba muchísimo. Mi madre constantemente estaba llamándome para hablarme mal de ella, que si le había cogido ropa interior y se la había llevado allí para lavarla (porque ella estaba entre semana viviendo conmigo y los fines de semana iba a casa de su padre con bolsas de ropa sucia para lavarla allí), que si le había cogido sus perfumes, que si se había bebido sus Martinis, que si…un sin fin de cosas, pero la muchacha seguía viviendo conmigo. Fue el año más largo de mi vida, estaba deseando que mi madre se fuera a vivir con su novio para que me dejara en paz vivir mi vida y me meten a la chica esa.
Por fin, un año después se vuelve a casa de su padre, y empiezo yo con mi chico. Tan solo llevábamos tres meses saliendo, cuando yo tuve la gran bronca con mi madre. Todo vino porque ella me dijo que una vez se fuera la hija de su novio de casa, ella quería alquilar la casa, y le dije que entonces yo dónde me iba a vivir si no trabajaba, entonces me dijo que podía alquilármela a mí y a mi chico por 800€ más gastos, y le dije que no me parecía bien porque mi chico tenía que pagarlo todo y no era justo, además de que me parecía desorbitado el precio, una cosa llevó a la otra y acabamos sacando mierda del pasado, y en eso se metió el novio de mi madre por medio y le dije, mira mejor tú no te metas que esto es una cosa entre mi madre y yo, ya que al igual que tú no quieres que me meta cuando vosotros discutís, yo tampoco quiero que ahora te metas tú (ya que más de una vez mi madre me metía a mi por medio en las discusiones de ellos dos, y él, gritándome, me había mandado callar). Buenoooo, pues que había dicho, eso fue la gota que colmó el vaso, ya que él se hizo el ofendido, se marchó, y mi madre fue detrás de él, diciéndome que como lo perdiera por mi culpa no me lo perdonaría jamás.
Al día siguiente me desvalijó toda mi habitación, vaciándome los armarios, quitándome mi portátil, mis cosas de aseo, se llevó la vajilla, las sábanas, las ollas, los cubiertos, las televisiones, y metió gran parte de cosas en cajas y las encerró en su cuarto con un candado. Así que la casa parecía una casa en venta, porque quería que me fuera de esa casa para ella alquilarla, pero yo no me quería ir, así que me compré ollas, cubiertos, platos, en fin, lo básico para sobrevivir. Mi madre cada semana que pasaba (que no pasaron muchas) venía y me quitaba cosas, eso era insoportable, realmente lo pasé muy mal, menos mal que tuve el apoyo de mis amigas y de mi chico, sino, no sé que hubiera hecho. Mi chico y yo empezamos a buscar pisos de alquiler, pero yo no tenía trabajo, realmente se me venía el mundo encima, porque la mayoría de pisos no los podíamos pagar, y empecé a agobiarme mucho, le hablaba muy mal a mi chico y le presionaba mucho, hasta que se agobió. Finalmente, tuve que recurrir a mi padre, cosa que no quería, porque sabía que era pactar con el diablo, y finalmente me mudé a Pueblito. En la mudanza me llevé cosas de mi antigua casa que mi madre no quería que me llevara así que me dijo que o le devolvía las cosas o no me devolvía ella las mías. Yo cumplí con lo pactado pero ella no, así que me metí en el coche de su novio con las piernas fuera y le dije que de ahí no me bajaba hasta que no me devolviera mis cosas. Fue un espectáculo, porque él empezó a conducir conmigo arrastrando los pies, por todo mi barrio, hasta que se cansó de aguantar la tontería de mi madre y me dio mis cosas. El resto de la historia la podéis leer aquí y aquí .