Al poner en el título la mujer y los niños me refiero a la mujer a la que le limpio (de la que os hablaba en la entrada anterior que me pagaba 4 euros la hora, pues esa) y los niños son sus dos hijos, una niña de 10 años y un niño de 12. Son tan peculiares, que he decidido dedicarles toda una entrada.
Empecemos por la mujer. La mujer es una recién divorciada (hace cuatro años), cuarentona, que gana mucho dinero. Como ya os dije, vive en un chalé bastante grande, con 6 dormitorios, 4 baños todo repartido en dos pisos, un amplio comedor, una cocina, gimnasio, jacuzzi, sauna, piscina y un gran terreno con jardín.
Yo me dedico a planchar por las mañanas 2 o 3 horas la ropa, y luego a limpiar. Lo que entendemos por ropa la gran mayoría no es lo único que plancho, sino que plancho ¡TODO, ABSOLUTAMENTE TODO! Vamos que a mí no me gusta nada planchar, lo odio, de hecho me compro ropa que no hay que planchar adrede para no tener que hacerlo, pero aquí me he sacado un master en plancha. Esta mujer quiere que le planche la ropa que de normal se arruga bastante, y a parte quiere que le planche las camisetas de algodón que de normal no se arrugan nada, la ropa de deporte (fíjate tú para que coño querrá que le planche la ropa de hacer deporte, se pensará que igual se va a correr y encuentra al amor de su vida, y no vaya a ser que le vea una arruga y ya no quiera nada con ella), los bañadores (darte un baño con el bañador planchado debe ser que será más placentero), los pijamas, las toallas (según ella para que ocupen menos espacio en el armario), los trapos de cocina (sí, sí, sí, como lo leéis), y por supuesto las sábanas (como no las vas a arrugar una vez te acuestes. Pero lo que más gracias me hace es, que una vez las quita de la cama para lavarlas, las echa a la lavadora hechas un tramujo, en vez de meterlas en la lavadora dobladas, luego sólo sería plancharles las rayas que se han quedado por doblarlas). Vamos, resumiendo, que plancho todo menos la ropa interior.
Una vez lo plancho, lo de los niños lo ordeno en los armarios, pero lo de ella no me deja, así que se lo dejo bien dobladito o extendido encima de la cama. Pues ella pasa esa ropa a un sofá que tiene, y ahí, evidentemente se vuelve a arrugar, con lo cual muchas veces me vuelve a dejar ropa que ya le he planchado para que la vuelva a planchar, y mi pregunta es ¿tanto cuesta dejarlo en su sitio? Claro como ella no lo plancha, ¡qué más le da que se vuelva a arrugar!
Por otro lado, lo de esta mujer no se si se puede llamar vaguería, comodidad, o tener un coño bien grande necesitar chacha para todo. Pongo una lavadora, y si no me da tiempo a tenderla, ella no es capaz de tenderla, al día siguiente me la encuentro tal cual la dejé yo, en la lavadora (le da igual que pueda oler a humedad al día siguiente), pongo el lavavajillas y si no ha terminado cuando me tengo que ir, lo mismo, me lo deja ahí hasta el día siguiente que lo recojo yo. Vamos, la vaguería llega a extremos totales cuando para irse a dormir no quita ni siquiera las cosas que tiene encima de la cama, las aparta en un ladito y se acuesta. Esta costumbre también la tienen los niños, más complicada todavía, ya que duermen en camas de 90, con lo cual debe ser más incomodo dormir con cosas en los pies, que cosas en un lado de la cama, vamos pienso yo.
Por otro lado es bastante guarra cochina, no le molesta la suciedad visible. Cuando fui a hacer la entrevista, pasó por al lado de un envoltorio de plástico que estaba en el suelo y no lo recogió, y literalmente, pasó por encima de un trozo de rosquilleta que estaba en el suelo, bastante grande y visible, y tampoco lo recogió. ¡Aluciné en colores! Se ve que el suelo de su habitación es la basura municipal, porque ropa que se compra, etiquetas que tira al suelo y ahí las deja, hasta que llego yo y las recojo. De normal no me deja hacerle la cama, pero hubo un día que llevaba mucha prisa y me dijo que se la hiciera. Ella de normal para hacerse la cama, estira un poquito las sabanas y ya está. Yo le desmonté toda la cama, para volvérsela a hacer y bueno, bueno, aquello era otro basurero municipal, ahí había de todo, rosquilletas, migas, pañuelos, uñas postizas, etc.
Respecto a los niños, son los típicos que no hacen NADA. Lo primero que me dijo cuando hice la entrevista es que sus hijos no hacían nada porque ella no les había dado ningún tipo de autonomía, con lo cual yo por las tardes iba para recoger las cosas que se dejaban por el medio del comedor, prepararles la cena, ayudar a la niña a bañarse y arreglar toda la cocina después de que terminaran de cenar. Podéis imaginar, lo duro que se me hace ver que dos niños de 10 y 12 años no hacen su cama, que no recogen las cosas que se van dejando y que ni si quiera recogen el plato cuando comen o cenan.
Las tareas que hago con los niños es hacerles las camas, ordenar las habitaciones, recoger la ropa que se dejan EN EL SUELO (no la dejan en la cama, no, tal cual se la quitan la dejan en el suelo, sea para lavar o no), recoger todo lo que se dejan en el comedor, recoger los platos y todo lo que se dejan en la mesa después de comer, cenar, desayunar y merendar, prepararles el desayuno o la cena, prepararles el almuerzo, y ayudar a la niña a bañarse, porque con 10 años aun no sabe ¡¡lavarse el pelo sola!! En fin, es para matar a los padres, porque estos niños si con esas edades no hacen nada de eso, ¿qué futuro les espera? Uno en el que necesiten una persona que se lo haga todo.
Los armarios de los niños es un desorden total, os hablo de un armario empotrado de tres puertas, en el cual toda la ropa en vez de estar colgada o guardada en cajones, está en montones.
La primera semana ya me quedé a dormir una noche con ellos. Para mí fue de lo más incomodo, porque al igual que con el niño al que cuido o con la niña a la que doy clases no me ha costado nada interactuar con ellos, con estos dos niños no hay manera.
La niña es la típica tontita que tiene 10 años pero parece que tenga 5 o 6 años. Es inaguantable, y además muy mentirosa. Le he pillado varias mentiras, de cosas que me había dicho la madre, como por ejemplo decirme que ellos de normal se iban a dormir a las 11 de la noche, cuando su madre me dijo que ella se tenía que ir a las 9:30 a dormir.
El niño es el típico reservado que no quiere saber nada de mí. No me saluda cuando estoy en la casa limpiando, el día que me quedé a dormir no quiso jugar a ningún juego de mesa con la niña y conmigo, cuando los recogí del colegio él iba cuatro pasos más hacía delante que nosotras, no quiere mi ayuda en ningún momento, etc. es bastante rarito, además en su cuarto le pillé que tenía guardados los envoltorios de unos bombones, las bolsas del almuerzo plegaditas (su madre les pone el almuerzo en bolsas para congelar) y el papel de aluminio super plegadito también.
Cuando me quedé fue de las 16 de la tarde hasta las 21 del día siguiente, pues fueron los dos días más largos de mi vida, un aburrimiento total. Al día siguiente del día que me quedé a dormir, les dije que esa tarde iba a recogerlos, que se esperasen como el día anterior, en el mismo sitio. Pues nada más lejos de la realidad, estoy esperándolos y de repente pasan fugaces, tipo flash por al lado mío y pienso ¿dónde van?, y veo que se dirigen hacia la puerta de salida, en eso que me voy corriendo y cojo al niño de la camiseta y les digo ¿dónde vais? A buscarte me responde la niña (en su línea trolas) y el niño me dice, yo estaba siguiéndola a ella, y les digo, si os dije que me esperarais donde ayer, además mucha pinta de buscarme no teníais, vamos que querían hacer un escape totalmente.
En fin, estos son la mujer y los hijos, peculiares como os decía al principio ¿verdad?