Cómo salir de un pozo si no tienes cuerda. Parte 2.

El martes os conté en la parte 1 cómo llegué a meterme en un pozo sin cuerda y en esta parte voy a contaros como encontré la cuerda.

Durante el primer año después de que mi madre me echó de casa, engordé unos 35kg. Os preguntaréis  ¿cómo no te distes cuenta antes? Pues la verdad es que no lo sé, puede ser quizás porque no había en la casa ningún espejo de cuerpo entero, porque vestía con mallas y vestidos anchitos, y porque mi novio tampoco me dijo nada. Hasta que llegó un día que los pantalones no me entraban, que iba a comprarme ropa y nada me venía. En ese momento me di cuenta, y quise ponerle remedio, porque no me gustaba yo misma y porque mi forma de ser había cambiado, mi vida se transformó completamente, y parece extremo, pero es real, todo debido al físico, (algunos pensaréis que no todo tiene que ver con el físico, pero estando en el otro lado ya os digo que sí)

–Mi autoestima se minimizo, hasta el punto de llegar a no existir. Yo antes tenía mucha seguridad en mí misma, pues al engordar tantísimo no me veía capaz de hacer nada sola, todo me afectaba e incluso me dejaba pisotear.

–Mi alegría pasó a ser triste, mi carácter alegre y divertido, pasó a ser soso, no quería hacer nada, ni salir a la calle, para mí salir a la calle era todo un mundo, y menos pensar en irme de fiesta. Pensaba ¡No, por Dios, si no tengo un vestido bonito que ponerme!

–Mi energía era 0. Mis pilas siempre han estado cargadas como las de Duracel, pero con el aumento de peso, mis pilas siempre estaban descargadas, me pesaba la vida para subir una cuesta, para subir un piso por las escaleras, para ponerme un pantalón, hasta me ahogaba andando a la misma vez que hablaba, ¡era horrible!

–No me sentía guapa. Tengo que decir que la ropa para las personas con kilos de más es horrible, además de que hay muy pocas tiendas donde vendan prendas económicas, y eso no facilita las cosas para que nos veamos guapas cuando ya de por sí tenemos la autoestima baja.

–La gente pasa de ti, te trata con desprecio como si tuvieses la lepra, te miran mal, etc., como habéis podido leer en la parte 1. Jamás piensas que la gente puede llegar a ser tan malvada y cruel, pero sí, mucha gente lo es.

–No encontraba ni encuentro trabajo. Todo el mundo me dice que esta teoría mía no es cierta, pero estoy completamente segura de que sí. En las tiendas de ropa no contratan a personas con sobrepeso, sino decirme ¿habéis visto en alguna tienda a una chica con obesidad? En las tiendas de zapatos tampoco he visto a chicas con obesidad. Se ve que da mala imagen. Ni en tiendas de chucherías hay chicas obesas ¿por qué? Pues mi teoría es que si tu ves a una chica obesa vendiendo chucherías, trasmites que ese producto engorda, que todo el mundo lo sabe, pero nadie se lo plantea en el momento de comprarlas, pero sí ve a una persona obesa vendiéndolas, evidentemente se le va a pasar por la cabeza, así que da muy mala imagen (no es que esté de acuerdo con esta teoría, simplemente he llegado a esa teoría para justificar que no me contraten después de haber hecho ya cuatro entrevistas en una misma empresa de venta de chucherías). En fin, que siempre digo lo mismo cuando me preguntan por qué no encuentro trabajo, y todo el mundo me dice que no pude ser, que eso no es así, que habrán otros motivos, etc.

Empecé con las dietas de mi anterior nutricionista, pero me cansaban muchísimo y no perdía peso, así que acababa dejándomela. Luego probé varias dietas que saqué por internet (no se deben hacer estas cosas sin consultar al médico) y perdí unos 6 kg en verano, pero llegué a un punto que no perdía más, así que acabé dejándomela y recuperando los 6kg más unos cuantos más. Probé la dieta alcalina junto con complementos naturales para ayudar a perder peso, que mi tía es muy forofa de ella, y con esta dieta me compré dos máquinas para hacer deporte en casa, y todas las mañanas me ponía hacer casi dos horas de abdominales, y máquinas, además, algunos días me iba a andar. Haciendo todo eso perdía cada semana 100gr o nada. Después de todo el esfuerzo que estaba haciendo, no obtener ningún resultado era muy frustrante, así que acababa deprimida, llorando y finalmente me la dejé. Estas son algunas de las muchas dietas que probé sin obtener un resultado continuo.

Después de probar un sin fin de dietas, me plantee que tenía un serio problema. Lo había estado gestionando mal, lo primero que tenía que haber hecho es preguntarme ¿por qué había llegado a engordar tanto? Mi respuesta era que ante un problema, que ya no podía sobrellevar yo sola, acudía a la comida como vía de escape, para aliviar una ansiedad que en ese momento me producían todos esos problemas. Entonces llegué a la conclusión de que tenía un TRASTORNO DE LA ALIMENTACIÓN. La gente, normalmente conoce los trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia, pero también existe la obesidad por ansiedad. Es menos tratado y menos popular, porque la tendencia de la gente, es pensar que si estás gordo es porque comes mierda, come sano y no estarás gordo, sin mirar el problema real de por qué una persona está gorda (hay casos y casos, no hay que generalizar nunca).

Me puse a investigar sobre los trastornos de alimentación y vi varias clínicas de ayuda, con psicólogos, nutricionistas, y todo tipo de profesionales especializados en este tipo de trastornos. Me puse en contacto con dos clínicas y me gustó mucho el enfoque que le daban para resolver el problema. Tenías dos días a la semana visita con la psicóloga que te hacía un seguimiento de todas tus comidas a través de fotos y de un diario personal y una nutricionista que te seguía una vez a la semana, y que se encargaba de darte una dieta sana y equilibrada. El precio era el fallo, aunque parte del precio estaba subvencionado, en un principio todo el dinero lo tenías que poner tú y luego te lo devolvían, así que no me lo podía permitir.

Pero estaba decidida a cambiar mi vida, había encontrado mi problema, sólo faltaba ponerle solución con ayuda, porque por mi misma era imposible. Busqué lo mismo que me proporcionaban esas clínicas pero por separado. Lo primero fue encontrar una psicóloga, tenía muy claro lo que quería, una chica, joven y que tratase mi problema. Después de mucho buscar encontré a mi psicóloga. La verdad que me ha ayudado mucho, tanto con mi autoestima, como con salir de casa, conocer gente nueva, buscar cosas que hacer, animarme a volver a buscar trabajo, no pensar que todos piensan que estoy gorda, con el objetivo de perder peso, etc. Desde que empecé con la psicóloga lo primero que hice fue apuntarme al complejo deportivo de Pueblito, que era bastante barato. En un principio me recomendaron, por no forzar demasiado mis articulaciones, empezar con aquagym. Me costó mucho concienciarme por mis complejos, pero finalmente iba muy a gusto. Pero debido a que me gastaba mucho dinero al cabo del mes entre la psicóloga y la nutricionista, tuve que dejarlo, espero poder retomarlo, ahora que ya he perdido más peso ¡no me quiero quedar fofa! Me diréis que no hace falta gastarse dinero para hacer ejercicio, pero es que yo con el deporte no soy constante a no ser que vaya a una clase dirigida que me guste, sino acabo dejándomelo, porque no me gusta nada hacer deporte, es algo que detesto mucho.

Mi psicóloga me recomendó un nutricionista y la novia de mi padre me recomendó otro. Llamé a los dos y el primero que me dio cita fue el que me recomendó mi psicóloga. Era una hombre, muy apático, mecánico y sin energía. La dieta era para todas las personas la misma y se basaba en la eliminación de alimentos y en no mezclar alimentos que unidos engordan (yo no soy partidaria de eliminar alimentos básicos, pero bueno por probar no perdía nada). En un principio la dieta era basada en carne, pescado y verduras, sin peso y dos días a la semana, durante todo el día, dos alimentos solos, como por ejemplo pollo-piña o pollo-sandía. En mi opinión la dieta era horrible, pasaba un hambre terrible y lo peor eran los dos días a la semana con dos alimentos solo. Al principio perdí muy rápidamente los kilos, en un mes perdí 6kg (una barbaridad), pero al llegar a ese peso, me estanqué e incluso engordé un kilo. Con esto, el hombre me dijo que no siguiera con la dieta porque me estaba gastando dinero tontamente (porque también le tenemos que unir que llevaba muchos meses sin tener la regla, no sé si os acordaréis que ya lo comenté).

Mientras me llegaba la cita con la nutricionista que me había recomendado la mujer de mi padre, me puse manos a la obra con la regla. Me fui al ginecólogo, me dio ultragestan, y listo, al mes siguiente ya tenía la regla y la cita con la nueva nutricionista. Esta chica lo que ha hecho es una dieta personalizada, con mis gustos y con unas determinadas calorías diarias, por ello todos los alimentos están rigurosamente pesados al milímetro. Como ya sabéis con esta dieta he perdido 14kg. Me gusta mucho la dieta, porque es de mi gusto, tiene mucha variedad porque cada día me da a elegir varios platos diferentes y como de todo.

Desde que he perdido peso me encuentro más vital, con más energía, me noto que no me ahogo como lo hacía antes y encima me veo que se me nota en la ropa y al mirarme al espejo, y eso me llena de satisfacción personal.

Respecto al curso pasado, en magisterio empecé muy bien, pero acabe muy mal con todos los problemas que empezaron a pasar con mi padre y mis cuñados-cuñadas, con todo esto la psicóloga me dijo que no estaba preparada para retomar la carrera porque emocionalmente aun no estaba bien y estudiar una carrera requería de mucha concentración y mucho esfuerzo, cosa que en ese momento no tenía.

Llegamos al presente, la movida con mi padre desencadenó que decidiera eliminar a una persona que para mí es totalmente tóxica, que me produce miedo, nerviosismo, ansiedad e incluso diarrea cada vez que sé que tengo que verlo. Decidí eliminar todo tipo de relación (con ello quiero decir económica, que es la única que hay) con él, para ello debía irme de este piso. Mi chico no me apoyó el día que ocurrió la movida, al día siguiente cuando le dije mi decisión tampoco me apoyó, luego me dijo que sí, luego que no, luego que sí y así hemos estado durante semanas discutiendo. Él no veía viable mi idea porque con un solo sueldo no íbamos a llegar a fin de mes, si no encontraba trabajo, no se sentía seguro yéndose a vivir de alquiler, teniéndolo que pagar todo él. Hemos estado muy mal, tambaleando mucho nuestra relación porque, aunque por una parte sé que tiene razón, no le ha importado como me siento yo, ni como me hace sentir mi padre, y mi necesidad de irme de esta casa. Entiendo que es un riesgo irnos de alquiler y que lo tenga que pagar todo él y más viendo que todas las entrevistas que he hecho no me han llamado, pero yo seguía queriendo irme (igual he actuado de forma muy egoísta, pero mirando mi salud).

Llegué a un punto que no sabía ya que hacer, había tirado currículums en todos los lados habidos y por haber tanto personalmente como a través de internet. La primera entrevista que hice fue en la empresa de mi chico, y parece ser que no me han cogido, el motivo no lo sé. La segunda entrevista que hice fue en un puestecito de venta ambulante de bollería dentro del metro y parece ser que tampoco me han cogido, y el motivo tampoco lo sé. Igual el motivo es que llevo mucho sin trabajar, porque en las dos entrevistas me preguntaron que por qué llevaba tanto tiempo sin trabajar, aunque no lo veo lógico, pero bueno.

Ya sin fuerzas ni esperanzas ninguna de seguir luchando, me derrumbé y estuve muchos días en el sofá sin salir, pero un día me fui a hablar con mi tía y me desahogué con ella, me dijo que ella me ayudaría en lo que fuera, que había hecho bien queriendo eliminar a mi padre de mi vida, y que era un gran paso, que había tomado la decisión correcta. Al día siguiente me fui con una amiga a despejarme, ¡lo necesitaba la verdad! Nos fuimos a pasear por la playa, nos desahogamos la una con la otra y nos reímos ¡me reí como hacía tiempo que no me reía, de eso que te duele la mandíbula! Recordé viejos tiempos, y la verdad que me sentí genial en aquel momento, los problemas se me fueron de la cabeza y recapacité que no valía la pena estar enfadada con mi chico, que ya vendrían tiempos mejores.

Cuál fue mi sorpresa que al día siguiente me llegó un email de que nos había tocado una vivienda de un banco. Me puse a dar saltos de alegría. Esta iniciativa se trata de que el banco tiene viviendas por toda la ciudad de alquiler asequible (no superior a 150€ al mes), tú lo solicitas y cuando queda una vivienda disponible, te la dan si pasas los requisitos. Se lo dije corriendo a mi chico y por supuesto mi chico ante esta propuesta no se negó, porque no tiene nada que ver con el alquiler que pagábamos en el piso al que íbamos a irnos. Hemos mandado la documentación que nos pedían hoy y cruzamos los dedos con que nos digan ¡que sí, que la casa es nuestra, ojala sea que sí!

Otra cosa que he hecho siguiendo mi rutina de positivismo, es cambiar mi currículum. En un principio mi super cuñada, la maravillosa psicóloga que es experta en recursos humanos (es experta en caca porque sus consejos son malos malísimos), me aconsejó que como me he dedicado a dos ramas muy diferentes hiciera dos curriculums, uno dedicado a la hostelería y otro dedicado a educación social. Pues bien. así lo único que he generado es que me pregunten porque llevo tanto tiempo sin trabajar, y que he trabajado muy poco en los años que tengo.

Lo que hice fue ponerme bien guapa e irme a hacerme fotos a un fotomatón para cambiar mi foto del currículum por una mucho más actual, y juntar todas mis experiencias profesionales en un mismo currículum. A la semana que viene, ya de cara a la campaña de Navidad, volveré a echar currículums de nuevo en todas partes, a ver si a fuerza de ser pesada, me contratan en algún lado.